Estando en una cafetería cerca de la uni vi a un grupo de chicas y una me lanzó una mirada, no especialmente erótica, no especialmente tierna, pero una mirada a fin de cuentas. Lo cierto es que tenía un cierto parecido con mi «Flor del primer ensueño» y eso me llamó la atención. El parecido era sutil, probablemente algo relacionado con la estructura ósea de la cara. No suele gustarme que alguien se parezca a esa flor en concreto… cosas de nostálgicos. Pero además la chica en cuestión terminó siendo una pánfila medio tonta y… bueno, aquí tenéis el poema.
Ahógate
Ahógate con mis pecados
Con mis recuerdos
Con mi pasado,
Ahógate y muere lejos
En el seno del mar helado.
Me recuerdas a ella…
Sin cabello rizado
Sin su gesto coqueto
Sin su seno abultado,
Sin su olor a deseo
Y sin sus manos.
Niña banal
Que le robaste las pupilas
A mi pecado original.
Me recuerdas a ella…
Sin palabras de fuego
Ni ideales soñados,
Sin su voz caramelo
Su corazón inmaculado,
Sin sus susurros zalameros
Y sin pasado.
Como una muñeca sin alma
Que aspira a ser sirena
Me busca tu mirada
Color de leña seca.
Hermosa pesadilla
Que llevas escrita en la blanca piel
El nombre de una niña
Esculpida en lágrimas secas,
Sal que me hechas sin saber
Sobre un centenar de heridas secretas.
No me sonrías niña.
Y ahógate con mis pecados
Con mis recuerdos
Con mi pasado,
Ahógate y muere lejos
En el seno del mar helado.
(29/10/13)
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