Así llegamos al jueves y aún no he tenido una taquicardia ventricular, aunque cada vez que pienso en todo el trabajo universitario atrasado que se amontona sobre mi mesa (metafóricamente) la válvula tricúspide se me adormece un poco más (sí, he buscado en Google la válvula). Por suerte par mí, los años me han enseñado a no pensar demasiado en ese tipo de cosas. Y ya sin más dilación la autopsia del relato de ayer, disfrutadlo tanto como os sea posible. (2 páginas)
Historia: Sin ánimo de que ello sorprenda a nadie, pero este relato lo escribí como continuación del relato una mirada racional, como parte de una historia más larga, a la que igual debería encontrarle un título. Para ser sincero lo tengo justo detrás de encontrarle una flor a la princesa sin flor en tareas pendientes. Por lo demás lo cierto es que poca cosa, no hay grandes motivaciones, ni grandes ideas, sólo seguir con la historia en la que estoy trabajando, para ser exactos el pasado lunes por la noche.
Nacimiento: Lo cierto es que, aún cuando la relevancia en el propio relato es mínima, el dibujo (que creo que cambiaré para la versión definitiva) era la idea central del relato. Hacía tiempo que quería que Elías le hiciera un dibujo como Dios manda a Mila, y aunque lo reservaba para un punto más avanzado de la historia, ya veréis que el dibujo cobrará importancia, si todo me sale bien, conforme vaya avanzando la trama, un problema que más abajo comento me hizo adelantar su aparición. Por lo demás, la escena del bar y la presentación de Jacqueline como un pendón desorejado que disfruta ejerciendo su poder sexual sobre quienes le rodean, va contrapuesta a la otra imagen que se dará de ella. Mi crítico siempre me dice que abuso de las imágenes en espejo y los contrastes… deformación profesional del poeta le digo yo. En todo caso quería dejar clara es aparte de su personalidad para más adelante, y dado que mi leona me insiste desde hace tiempo en que escriba algo de índole erótico, me pareció una buena ocasión para matar dos pájaros de un tiro.
El principal problema con el que me encontré a la hora de redactar este relato fue que aún cuando las dos historias, Jacqueline y Elías, tienen que encontrarse y formar una sola trama, cada una se encuentra en un punto diferente de su desarrollo. Ello se debe a su vez a que Jacqueline ha acabado teniendo mucha más historia a sus espaldas que Elías. Así pues me encontré en la situación de tener a Elías listo para conocer a Jacqueline, y a Jacqueline todavía con munición para otra refriega. Es por eso que Elías queda relegado al papel de un secundario destacado en este relato, Aunque por suerte con este relato ya ambos personajes quedan listos para la siguiente fase de la historia.
Curiosidades: En realidad el relato tenía que acabar en la escena en que Elías y Jacqueline se conocen por fin. Pero sucediome que por un lado me alargué más de lo que en un primer momento tenía previsto en la escena del bar, y por otro que el final de esa escena me quedó demasiado bien, desde mi punto de vista y el de mi crítico, como para pretender que continuara. Era El Final.
El personaje del detective, que nació en realidad como un objeto de atrezzo más en el imaginario bar, que a su vez nació para llenar un hueco que tenía la primera vez que le hice referencia, está cobrando una inusitada relevancia. En realidad su existencia de debe al hecho de que un bar con medias luces, humo, blues, etc… sin el detective sentado a la barra con su whisky, es como un psicópata asesino sin la rubia estúpida, le falta algo. Aún no tengo decidido exactamente como, ni si llegaré a poder hacerlo, pero si juntas a un detective en las últimas y a una femme fatale en la misma sala, alguna que otra chispa debería saltar entre ellos dos.
Las absurdas y mundanas escenas de Elías en mitad de la escena central de Jacqueline, por utilizar algún eufemismo, de deben al hecho de que sólo quería retratar algunos flashes, no todo el proceso de seducción de la chica, y también por evitar que el tono del relato se saliera de madre más de la cuenta.
El hecho de que el lápiz haya cambiado de 5H a HB se debe a que pude consultar a Laurielle-Maven sobre el tema, la dibujante de El Vosque, y a que tuvo la amabilidad de contestarme. Por lo visto si bien combinar un 5H y un 2B no sería imposible, sí sería inusual y un tanto extraño, por lo que me decidí a cambiarlo.
Esto fue mi hermana quien me lo hizo recordar, en un comentario en el post del relato. La parte en la escena de Jacqueline en la que se repite varias veces oscuridad tan sólo, y nada más, está sacada de un episodio clásico de Halloween de los Simpson, concretamente en la adaptación de el cuervo de Allan Poe. No entraré a explicar donde se menciona la frase, ya que tendría que explicar todo el tramo del episodio. Aquellos interesadísimos ya tienen el link.
Y hasta aquí la autopsia del relato de esta semana, espero que os haya gustado casi tanto como a mí escribirla. Tened un día feliz.