Autopsia de «BlackJacq»

De  nuevo una autopsia se retrasa algunas horas más de lo debido. La burocracia se ralentiza y el trabajo se acumula, no hay nada que se pueda hacer al respecto. En realidad ayer no estaba demasiado de humor para escribirla y lo he dejado para hoy. Por una vez las curiosidades no faltan. (1 página)

Historia: Lo que empezó siendo un sencillo ejercicio para practicar la prosa ha terminado por convertirse en un relato de respetable envergadura, al que sólo ahora se le empieza a ver el final. Esto significa, en resumidas cuentas, que ya sólo quedan un par de relatos más para el desenlace, que intentaré escribir lo antes posible para no eternizarme más de lo imprescindible. En lo referente a la historia tras este relato en concreto, lo cierto es que, tras atravesar algunos problemas creativos en el último de ellos y estar a punto de tenerlos en este, fruto de la dispersión creativa, pude escribirlo sin mayores percances a lo largo de la tarde-noche del día en cuestión. Por dispersión creativa me refiero a lo siguiente:
No sé si le pasa a alguien más y francamente tampoco es asunto de mi incumbencia, pero me sucede que cuando algo se aproxima a su final, y hay que atar cabos, cerrar hilos argumentales, y todo ese tipo de cosas, mi creatividad tiende a irse por las ramas, o más concretamente por caminos que ofrecen menos resistencia. Ello me genera algunos problemas, cómo que me resulte difícil pensar en la trama, pero se va luchando contra ello con, por el momento, aceptable resultado.

Nacimiento: Básicamente sentarse y escribir. Tenía en mente antes de empezar la primera escena, que tenía Elías tenía que visitar a Mila, y que tenía que entregarle el dibujo en el que había estado trabajando. En caso contrario no hubiera tenido demasiado sentido mencionarlo con tanto detalle en capítulos anteriores. Y lo cierto es que todo lo demás lo dejé al devenir de los acontecimientos, como suelo decir, teniendo claros los personajes, dejar que ellos te cuenten la historia. No se me hico pesado en demasía, y estoy bastante contento con el resultado final, por lo que no puedo quejarme.

Curiosidades: En un primer momento pensé que Elías sólo fuera una vez a ver a Mila a su trabajo, para llevarle el dibujo, pero poco a poco la trama argumental me fue obligando a pensar en dos encuentros, uno para servir la tensión y otro para hacerla estallar.

La segunda visita de Elías a Mila estaba escrita en su totalidad, a excepción de las frases que hacen alusión al regalo que introduje con los menores cambios posibles, y el desmayo final, mucho antes de este relato. Lo cierto es que lo escribí porque la escena asaltó mi mente, y pensando, en un primer momento, utilizarla como una escena previa para presentar la tensión romántica entre Mila y Elías. No obstante, estando esta ya fuera de dudas para cualquier lector la guardé, estando más seguro con cada relato de que nunca la podría utilizar. En todo caso me pareció que en ese momento podría encajar perfectamente y me decidía  utilizarla.

La escena en la que Elías entra en el bar no estaba en absoluto planificada, si bien hablando con Monti alguna vez la idea había cruzado mi mente, no pensé que llegaría a escribirla, pero al imaginarle entrando en el despacho que le aterra, en el estado mental en el que estaba, me pareció que el momento exigía, hablando coloquialmente, una ida de olla de ese calibre.

Con el párrafo final sucede algo parecido, estuve debatiéndome entre ponerlo o terminar el relato en el desmayo. El hecho decisivo fue que quería que el detective expresara que Elías le resultaba agradable. Pretendía que se lo dijera en la escena del bar, pero se me fue de las manos y después no encajaba, así que me decidí a ponerlo ahí y de paso construir esa escena final. Dos pájaros de una pedrada, que dicen los ingleses.

Y hasta aquí la autopsia, espero que no haya sido un suplicio especialmente atroz y que os espere a todos un buen fin de semana.


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