Aquí estamos, 24h después del poema, en un incansable esfuerzo por dejarme en ridículo ante la comunidad mundial explicando cómo y por qué escribí el poema que colgué ayer. Espero que os gustara y que os agrade la autopsia, os prometo que como mínimo os reiréis más. (1 página)
Historia: Érase una vez una joven de nívea tez aterciopelada y flamígera melena ondulada (véase pelirroja) que tras muchos años de esfuerzo y sacrificio, o de aburrimiento y pereza, no conozco a la chica personalmente, consiguió entrar en la universidad, concretamente, en la facultad de derecho (sonido tétrico aquí). El día de la presentación se le sentó un joven al lado mientras esperaban a que se iniciara la misma y ella dibujaba o escribía, tiendo a pensar que las mujeres dibujan y los hombres escribimos… ¿soy machista o es que sigo obsesionado con mi ex-novia? Ambos intercambiaron miradas varias veces. Días después se cruzaron en el metro y se sonrieron bajando las miradas. Meses después, cuando el joven pensaba que no volvería a ver jamás a la joven de ígneos cabellos se la encontró en la biblioteca del centro, un lugar más bien aburrido y lleno de libros polvorientos, ella no se dio cuenta de su presencia, pero él se alegró de verla, así que le escribió un poema. Fin. Total así de estúpida e infantil es la historia detrás de este poema, una chica que he visto un par de veces y con la que no me he atrevido a hablar porque no sabría ni qué decirle…. C’est la vie.
Nacimiento: La idea original me la proporcionó la propia chica, con su piel blanca y de aspecto suave y su media melena pelirroja. Fuego y nieve… ya, estas cosas pierden cuando se explican así… pero no hay mucho más misterio la verdad. Por lo demás, un par de y un puñado de referencias al “encuentro” en sí, y tenemos un poema a una anónima princesa. Sé que hay pocas referencias a los ojos de la chica en cuestión, casi ninguna en realidad, ello se debe a que esta última vez la vi de lejos, y aunque estoy convencido de que son claros y casi seguro de que son de un tono verdoso, prefiero ahorrarme el ridículo de equivocarme, sería de tira cómica la verdad. La iconografía es bastante sencilla, además de todas las referencias al fuego y a la nieve, enlazadas con las referencias a la ternura y la pasión, ninguna de las cuales explicaré por ser bastante obvias, encontramos los jardines de Atenea. No estoy seguro de haberlo explicado, pero en general cualquier espacio que se describa como un yermo jardín de Atenea hace referencia a un espacio en el que se da formación reglada, es decir, colegios, institutos, o como en este caso, la universidad. Las bibliotecas suelen tener una mejor consideración y las referencias a estos espacios suelen ser menos crueles, tal y como se aprecia en la primera estrofa.
Curiosidades: El tema de las anónimas princesas es recurrente, hasta cierto punto, en mi poesía, aunque suele hacer referencia a camareras de locales a los que acudo, nada sórdido, en su mayoría cafeterías y demás centros de ocio de lo más puritanos. Por ello el título de esta obra me provocó una sonrisa cuando lo escribí.
La dedicatoria del poema fue a una compañera de clase, no la chica del poema claro está, que cuando le conté el motivo del poema que en aquel momento estaba escribiendo me dijo que era una historia hermosa y me animó a ir a por la chica… como le dije en su momento, este tipo de historias suelen acabar con un problema considerable con el novio de la chica, al menos en la vida real.
Y nada más, lamento que los poemas tengan pocas curiosidades últimamente, son bastante mundanos supongo. De todos modos espero que encontréis interesante la historia detrás de la historia. Tened un buen día.