Autopsia de «Ill Short show»

Para esta autopsia he decidido saltarme el formato estándar debido a que… bueno en realidad es de hace mucho tiempo, no tiene demasiado misterio, y llevo un tiempo no muy satisfecho con el antiguo formato. Espero que os guste de todos modos.  (1 página)

El microrelato que leíamos ayer me fue inspirado por una frase que ponían como ejemplo de frase larga en un libro cuyo título quedó hace tiempo relegado al olvido

Aquí tenemos la frase, en efecto, una sola del libro “On Being Ill” (“Sobre la enfermedad”) de Virginia Wolf.

Teniendo en cuenta lo común que es la enfermedad, lo tremenda que es la transformación espiritual que conlleva, lo asombrosos que son, cuando se van apagando las luces de la salud, los territorios aún no descubiertos que se revelan entonces, qué yermos y desiertos del alma puede hacernos presenciar una simple gripe, qué acantilados y prados salpicados de luminosas flores puede descubrirnos una pequeña subida de temperatura, qué centenarios y recios robles son arrancados de raíz en nosotros por obra de la enfermedad, cómo descendemos al abismo de la muerte y sentimos las aguas de la aniquilación muy cerca, sobre nuestras cabezas, y arpistas cuando nos han sacado una muela y volvemos a la superficie en el sillón del dentista y confundimos su “enjuáguese la boca, enjuáguese la boca” con el afectuoso saludo de una Deidad inclinándose desde el cielo para darnos la bienvenida… cuando pensamos en eso, (y con tanta frecuencia estamos obligados a pensar en ello), se nos antoja en verdad extraño que la enfermedad no haya tenido su lugar junto al amor y la batalla y los celos entre los principales temas de la literatura.

Si alguno ha sido lo bastante temerario para leerlo en voz alta, le recomiendo se tome unos segundos para recobrar el aliento. A título personal diré que el hecho de que la frase original fuera en inglés resulta aún más impresionante dada la escasa tendencia del idioma a las subordinadas y las frases largas en general.

El caso es que al leer esa frase me vino a la cabeza el guión de la historia que leíamos ayer y escribí ese pequeño relato. Por lo demás, como ya dije ayer, pretendía convertirlo en algo más largo, y recientemente también en algo un tanto menos estilo culebrón venezolano, pero me ha sido imposible en gran medida a causa de mi vagancia supina, y de haberlo ido dejando.


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