Este poema se lo dedico a la leona, por motivos bastante claros. Tiene, igual que el anterior, un estilo sencillo pero emotivo. Espero que os guste. (1 página)
Con una estrella en la mano
Con una estrella en la mano
Contemplo la oscuridad circundante,
Con una estrella en la mano
Cierro los ojos y siento humilde el roce,
Con una estrella rutilante
Escucho la elegía que el arrullar de las sábanas compone
Bajo las impolutas estrellas de finales del verano.
En un campo de centeno en un valle de hormigón
Un pianista mecanográfico
Y un optimista más allá de toda redención
Debaten alegremente sobre el matiz del azul del báltico.
La luz se hace intensa a la vez que empequeñece
Nada queda de la grandeza,
Nada de la fusión, del hidrógeno incandescente,
Sólo la ínfima luz de una íntima estrella.
Una estrella, en la palma de la mano.
Mientras la noche se cierne sobre mí
Y la oscuridad me envuelve en su gélido abrazo
Siento que mis sábanas esculpen notas con algo menos de soledad,
Algo más de agitación, el mismo baile sin fin
Que bailan por doquier docenas de cuerpos incendiados.
Hay quien me pregunta por el amor
Por el sentimiento pasado y futuro
Por los dogmas y los ritos de la convención
Que practican quienes nadan a merced de las corrientes de este mundo.
Hay quienes me recriminan
Quienes sonríen como se sonríe al niño que juega a querer
Y quienes me envidian.
Nada me importa.
Mientras me contemple con su mirar
Me acaricie con sus manos
Y me reciba con su piel suave y serena,
Nada me importa si mañana cuando nos despidamos
Si mañana, con el sol sobre los hombros me podré enamorar.
Una estrella en la mano
Amor en tus claros pechos
Y pasión, en tus ojos que me miran como hermanos.
(06/10/11)