Siguiendo con mi ritmo de una actualización por semana aquí tenemos un poema que lleva tiempo dándome vueltas en la cabeza y que no esperaba escribir en breves. No obstante los designios de Atenea son inescrutables y ayer a las once de la noche me dio por terminarlo. Espero que sea de vuestro agrado, Monti lo ha calificado de «durillo» (1 página)
Elegía del amante perdido
Crepitan las sombras en una cripta anodina,
Húmedos ya los huesos
Y pesados los párpados en el filo del atardecer.
Silencios llenos de remordimientos
A la luz de una bombilla que titila.
Un zarpazo se llevó
Ya no las esperanzas y sueños,
No las ilusiones, los íntimos anhelos,
Un zarpazo me arrancó
De la yerta piel tus besos.
Una leona se va sin abandonarme.
Dejó sin embargo la sombra de sus garras en mi piel marcada,
Los abrazos calando mi carne hasta reblandecer mi cinismo,
Lágrimas de consuelo y palabras de alcoba susurradas
Y un amor de árbol, cariño sereno de un báculo tranquilo.
Te llevaste por el contrario los besos,
Los amaneceres y las noches en llamas,
Las provocaciones pueriles y las perversiones mundanas,
Te llevaste el maternal fragor, la sensual omnipotencia
Atesorados en el corazón de tus magnificentes senos.
Se fue la siguiente página de una historia extraña,
Sentimientos con nombres repletos de matices
Y muestras de amor descontextualizadas.
Quedó el calor de las caricias olvidadas
Entre el escozor de las heridas
Y el marrón de la sangre coagulada.
Te pronostico mañanas de tiernas miradas aún dormidas,
Te auguro ocasos de ternura y atardeceres compartidos,
Te vaticino noches de furioso sexo y caricias tranquilas,
Te aseguro las heridas de un corazón traicionado y partido.
Te deseo lo mejor,
Como amante y como amigo,
Sin agria mácula y sin rencor
Mas con el dolor de cuanto te llevas contigo
Te aseguro del mundo cuanto hiere
Como poeta y como observados resentido,
Con la estoica serenidad de quien no cree
Mas con la tibia determinación de quien alumbra tu camino.
Te vas y me duele
Aún cuando sé que sigues conmigo.
Pues sin las noches prendidas de tu lumbre
Sin el amor fulgiendo en la hoguera del deseo
Abro las manos y te lanzas a volar
Y sólo un dulce recuerdo tiznando las nubes
Un jirón de tela hecho ceniza por el fuego
Me acompañan cuando me vuelvo y echo a caminar.
Sin ayer ni mañana, sólo el hoy pertenece al viajero.
(21/07/11)
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