Estamos ante un poema clásico, en el sentido de que lo escribí hace ya algún tiempo. Lo cierto es que he estado un poco bajo de inspiración estos días, además me resfrié un poco y he tenido exámenes y trabajos. Ya sabéis, el tipo de minucias triviales que te distraen de las cosas importantes. Es un poema bastante emotivo para mí, así que espero que lo disfrutéis. (1 página)
Ensordece el alma un silencio atronador
Ensordece el alma un silencio atronador,
Cabalgando van las sombras,
Los sueños, y los papeles de un actor,
Los jinetes de la hipocresía con sus espadas llameantes,
Sus básculas herradas,
Sus cánticos a las enfermedades,
Un millar de promesas rotas
En los pliegues del vestido de una novia abandonada.
Ensordece el alma un silencio atronador,
Una noche de septiembre son su bochorno seco,
Sus minutos empapados en sudor de melancolía insomne,
Noches mecánicas, noches de abrupto sexo,
Gemidos de dos corazones encontrados,
Soledades compartidas de un dolor que los absorbe.
Sin amor…
Crónica de una violación consentida,
Un pedazo de carne recibe a otro,
Y sólo hay piel, sólo hay fuego,
Senos cubiertos por el cáliz de la vida,
Y en lo más profundo de sus ojos
Tan sólo dos miradas de lascivo lobo hambriento.
Ensordece el alma un silencio atronador,
Un fino calabobos que cae sobre el tejado,
Aunque quizás sea un sueño, cae sobre carne mojada,
Cortejo de dos seres falsamente encontrados,
Fantasías de un cobarde acosador.
En silencio…
No llega el tibio aroma del gemir a calar
En la húmeda envoltura del alma que lo acoge,
Una mujer me abraza ardiendo en deseo
Y siento en el palpitar de sus senos su goce
Al tiempo que contesta mi pecho al suspirar,
Dejad, dejad pragmática princesa, dejad que vuestro cuerpo tome,
Así podremos olvidarnos de nuestras almas y soñar.
Sin despertar…
Ensordece el alma un silencio atronador,
Me revuelvo por los rincones de una cama
Donde no hay nadie que me preste su calor.
(05/09/10)
internal_server_error