Casi un mes después el poema 470. Ha sido un verano bastante improductivo, como prácticamente todos pero aún así no malo del todo… sólo un poco desperdiciado. Espero que os guste y que estéis pasando un buen verano.
Espinas del atardecer
Zarzas teñidas de atardecer
En mitad del camino,
Zarzas que esconden a su vez,
Sombras que sueñan conmigo.
Todo exuda atardecer,
El escarlata sobre las negras ramas
El sonido de la hierba al crecer
Y las tibias notas de una íntima sonata.
Zarzas ante mis ojos
Esculpen guardianes de madera,
Entes sin alma y sin rostro
Hijos de una parca prisionera.
Son palabras de madera
Miradas de atardecer
Una mente postrera
Que sueña con fantasmas a su vera.
Mas un ave que entre espinas juega
Ataca y grazna, ríe y declama,
Golondrina que jugando te llevas
Mi mente sobre las brunas alas.
Zarzas en un sendero
Sangra el atardecer,
Me quedo mirando el cielo
Mientras se hunde el suelo a mis pies.
Pero todo es atardecer ladino,
Atardecer hasta en la sangre de mis venas
Atardecer en el grito de la golondrina
Atardecer entre las ramas de espino,
Atardecer hasta en la mirada risueña
De una falsa princesa lasciva.
En eterno ocaso de un lecho de espinas
Echo la vista atrás y contemplo…
La vida
Que jugando escurrióseme entre los dedos
En el ocaso de una fantasía
Miro al cielo y veo
A la taimada golondrina
Reír y volar con las alas de Morfeo.
(18/08/12)