Empezamos la semana con un poema que si bien no es de amor si va dirigido a una mujer bella y hermosa que me ha tenido robado… vamos a decir el corazón, en varias ocasiones, espero que os guste. Se lo dedico a una compañera de clase por darme ánimos y conservar la fe que yo ya no tengo en el amor a primera vista. (1 página)
Fuego y nieve, anónima princesa
Entre los hijos dormidos de Atenea
Tuve una extraña aparición,
Una anónima princesa
Vestida de sombra y contradicción.
Quizás era yo la sombra,
Invisible observador taimado
Contemplando desde una esquina rota
El centro de su mirar sonrojado.
En un primer momento
Caricias de dulce pleitesía
Y el calor de un tímido beso,
En un primer momento
Nívea dermis desconocida
Acurrucada en el tamiz de un sueño.
Y a la vez…
Llamas de esparto sedoso y sereno
Alrededor de un alma cándida,
Fuego que encierra nieve en su interior,
Nieve que se entrega sumisa y cálida
En la esencia de un mirar insurrecto.
Fuego y nieve,
Una corpórea y sátira canción,
Una nana límpida y vehemente,
Una gélida canción de amor,
Notas que redoblan en mi mente,
Notas oscuras de solitaria desazón.
Una puerta se cierra a mi espalda.
Frente a mí, un jardín,
Yermos prados de Atenea,
Sueños cubiertos de hollín
En forma de una mentira perversa.
Al menos quedan en el planeta
Mujeres con tez de candente nieve
Y álgida crin de flamígera madera.
Pues tres veces te vi sin dignarme a hablarte
Dos de ellas con tu ruborizada sonrisa
Y una mirada clara, que envenenada me clavaste.
(21/03/11)