Para inaugurar este nuevo formato de post sólo un breve comentario sobre iconografía.
La segunda mujer de fuerza (es el nombre que la fémina en cuestión recibe en los pocos poemas en que aparece) debe su nombre a lo que, en parte, la convierte en alguien inspirador, y es que me recuerda a la primera mujer de fuerza. Es uno de esos casos en que traspasas a alguien que tiene un parecido físico las cualidades personales que habías atribuido, erróneamente, a un tercero que conocías anteriormente y que te había gustado y que terminan siéndole más aplicables que a la persona original. Es por lo anterior que le tengo a la chica un cierto y lejano cariño poético.