La hermana pequeña VI

Otra microentrada de Lunes a  causa de las fiestas. Espero que podáis pasar el día felices en familia, o que lo paséis bien a secas, o mojados, que nunca se sabe. Sea como fuere os deseo un buen día a todos

-¿De verdad pasó así?- contemplaba a mi hermana con los ojos como platos
-Hasta dónde recuerdo yo sí. ¿Te parece extraño?- Érica hablaba con la voz un tanto entrecortada
-Me asombra… en fin… ese aplomo, la entereza… la amabilidad. Yo no hubiera sido capaz de perdonarle así- respondí tras reflexionar brevemente.
-¿Aplomo?- Érica bajó la cabeza y soltó un par de bufidos con vocación de carcajadas.
-Sí bueno, mantener la compostura de esa manera es…- no se me ocurrió un adjetivo.
-Si estar en estado de shock cuenta como compostura…-se limitó a responder. -¿Has matado alguna vez a alguien?- me preguntó Érica al ver mi cara de confusión. Respondí, a falta de un comentario mordaz, arqueando una ceja. -Quiero decir a alguien que te importe, alguien a quien conozcas desde hace mucho tiempo, a quien quizás odies y quizás compadezcas, alguien a quien le pedirías explicaciones por montones de cosas, aunque en realidad ya conoces las respuestas, alguien…- Érica me miraba a los ojos moviendo su mano derecha como si tejiera su discurso en lugar de pronunciarlo.
-Me hago una idea… Aún no he tenido la… circunstancia- interrumpí yo cortando el tapiz de sus palabras por miedo a que terminaran formando una inmensa alfombra de adjetivos dispersos. Probablemente también porque no dejaban de pasarme escenas, muchas de ellas futuras, y todas ellas profundamente desagradables y turbadoras.
-En casos así, supongo que le dices todo lo que siempre le habías querido decir- comentó algo más tranquila. -Es como si esa acción liberara los demás sentimientos- reflexionó Érica. -Al menos así me sentí yo… creo-
-Te declaraste a aquel desgraciado y lo apuñalaste la misma tarde… está claro que no pudo ser fácil de digerir- resumí tras un suspiro, tratando de hacerme una idea aproximada de la situación. En la cafetería pude notar como las miradas de más de uno de nuestros oyentes, hasta entonces clavadas en la figura de Érica, volvían a perderse en los ojos de sus respectivas enamoradas.
-Hubiera sido más difícil al revés ¿No te parece?- se esforzó Érica por encontrar una respuesta que le permitiera fingir una sonrisa.
-Supongo que sí- no dejó de impresionarme la chispa de humor que encontraba para afrontar aquello. -Aún así me sorprende que pudieras mantenerte tranquila-
-Eso es sólo porque me has interrumpido- puntualizó Érica tomando, por hacer algo con las manos un bocado de los aperitivos que el dueño del establecimiento nos había colocado sin pedírselo nosotros, quizás como agradecimiento por la historia, que seguía atentamente desde la barra, quizás como cumplido a la figura de mi hermana, que seguía atentamente desde la barra.


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *