Hoy me ha llegado el dibujo, cortesía de Laurielle, dibujante de El Vosque, conmemorando los primeros 25 fans, concretamente los que, como algunos ya sabréis, estuve cazando para obtener el link corto. Hoy tengo 40, y, habiendo recibido el mencionado dibujo, me ha parecido un buen momento para echar una mirada a los motivos y expectativas por los que abrí este blog, y los batacazos y sorpresas que me he llevado. Espero que os guste (El dibujo está en el post y en mi página en facebook). (2 páginas)

Sobre los motivos que me empujaron a abrir el blog podríamos decir que el principal fue Monti, tanto en motivación como en posibilitar la oportunidad. Inestimable fue no sólo sus socarrones comentarios al respecto y sus continuas alusiones a su blog si no también, y esto es probablemente mucho más importante, por su asistencia técnica, no sólo por proporcionarme un dominio y los programas para la página si no por atender mis no menos socarronas dudas y preguntas constantes. Decidiré como de agradecido le estoy cuando vea definitivamente si termina por ser un éxito o un fiasco de proporciones épicas. De momento ahí queda el tema.

Entre los motivos personales, más que la voluntad de darme a conocer y ser famoso, cosa que aunque no estaría del todo mal lo tengo como una ilusión a largo plazo más que una intención verdadera, está el de adquirir el hábito de escribir. Esto puede parecer absurdo, sobre todo teniendo en cuenta que llevo casi diez años escribiendo poesía con una media aproximada de 0,997685185 poemas por semana (me gusta tenerlo presente). Pero por adquirir el hábito no me refiero estrictamente a terminar por escribir con relativa regularidad si no a escribir no sólo por inspiración divina si no también por voluntad propia, como fruto de mi trabajo en estado puro, y no śolo de la voluntad de Atenea, aunque por su puesto nunca contra ella.

Así que en resumidas cuentas, medios, oportunidad, voluntad de adquirir seriedad y constancia, y un familiar extremadamente pesado son los ingredientes necesarios para poder abrir una página tan decadente, aún pese a su escasa vida, como la mía.