Prólogo de la 2ª edición de «El Fénix Azul»

Una de las cosas que me decidí a hacer para la segunda edición de mi primer libro, además de arreglar algunos problemas de formato y de maquetado, y de cambiar la portada, fue escribir una pequeña introducción con algunos consejos básicos sobre cómo leer poesía. No es una gran guía sobre la lírica y su disfrute, sino más bien algunas pinceladas de qué distingue a la poesía de la novela y el diario a la hora de leerla. Espero que os resulte instructiva y entretenida.

Prólogo

Hace algún tiempo me di cuenta de que mucha gente que lee poesía… mucha, de la escasa gente que lee poesía, lo hace de manera incorrecta, lo que hace que la disfruten mucho menos de lo que podrían.
En general se debe a que son primerizos y la leen igual que leerían una novela o el periódico.

Lejos de mí intentar enseñar nada a nadie, pero ya que tienes este libro entre las manos ahí van algunos consejos y opiniones sobre como leerlo y, en general, como disfrutar de la poesía.

Antes de nada un de detalle sobre la poesía y su principal diferencia frente a un diario. Un poema no es un diario. No pretende dar una información, ni una opinión, ni convencerte de nada, plantea un viaje. Olvídate de “el tema del poema” y sobre todo de “lo que el autor nos quiere transmitir” Cuando leas un poema, procura dejarte llevar por las imágenes, las palabras, las rimas y las métricas y preocúpate sólo de qué te sugieren a ti como individuo.
Por supuesto que el autor tenía algo en mente cuando lo escribió, pero el valor de disfrutar de una obra de arte no está en adivinar qué era, pese a que haya quien lo crea, el valor de cualquier obra está en su capacidad de sugerir en el lector/espectador, de hacerle pensar y concebir nuevas perspectivas.

En resumen: lee, piensa por ti mismo y si un tercero intenta decirte en que tendrías que pensar, dale una patada de mi parte.

Un par de cuestiones sobre el ritmo de lectura de un poema.

Antes de empezar a leer un poema, respira ¿Lo has hecho? Bien, ahora respira profundamente. Si estás en un lugar público ya debería haber gente mirándote como si estuvieras loco.
Lee cada verso con calma,. Aunque sean más cortos que una línea en una novela, cada verso contiene más información que esa misma línea. Además, la sintaxis compleja y las figuras retóricas hacen que sea más difícil asimilarlos, así que, de nuevo, respira, lee con calma e intenta disfrutar del viaje.

Durante el poema: La puntuación es más marcada en un poema de lo que lo es en una novela, así que cuando veas una coma, detente, y cuando veas un punto, detente más. Esto puede parecer obvio pero a menudo, sobretodo cuando el poema es algo lento, nos impacientamos y empezamos a reducir comas y puntos hasta hacerlos desaparecer. Así que, una vez más, calma.

Y los dos consejos estrella a la hora de disfrutar de una antología o conjunto de poemas:

Después de leer un poema date unos segundos. Reflexiona, piensa en algún verso que te haya intrigado o, y esta es mi favorita, deja la mente en blanco, quédate así unos segundos y deja que lo que acabas de leer te cale. A estas alturas los de la mesa de al lado deberían haber pedido la cuenta.

Sé que esto último puede sonar raro, o incluso estúpido, pero tiene una razón de ser. Cada poema constituye lo que se conoce como una unidad narrativa, es decir algo completo e independiente. Es parecido a cuando se lee un conjunto de cuentos. Uno no salta al siguiente nada más terminar el que está leyendo, sino que deja que la sensación de final lo invada unos instantes antes de seguir adelante. Con la poesía sucede lo mismo. Esto sirve básicamente, para desarrollar una percepción de cada poema individual y para evitar que terminen por formar una masa informe y confusa en la cabeza del lector.

En la misma línea, incluso en libros en que los poemas están agrupados por temas, como es el caso de éste, No leas más de tres o cuatro poemas por sesión. Después de haberlos leído cierra el libro y olvídate de él unas cuantas horas.

Uniendo este consejo al anterior conseguirás no sólo disfrutar más de lo que estás leyendo, sino también asimilarlo mejor, entenderlo mejor, y reducir la sensación de caos que produce leer poesía como si de una novela se tratase.

Y por último, un apunte para lectores veteranos.

A menudo las personas que leen mucho encuentran que seguir las pautas anteriores es un suplicio, suelen leer en sesiones más largas o en más sesiones por día de lo que permite la poesía. Para ellos un consejo que yo recogí a su vez de otra persona.
No leas una antología poética en exclusiva. Combínalo con una novela, un libro de relatos cortos o cualquier otra cosa que te guste leer. Así podrás mantener tu tiempo de lectura sin por ello engullir los poemas como un pato en un estanque.

Si bien esto me ha funcionado siempre hay que tener en cuenta dos cosas.

La primera, que el segundo libro ha de ser relativamente ligero. No, no hace falta que sea una novela de colegialas y no, no recomiendo Guerra y Paz. Simplemente algo que no te absorba o te tenga pensando en ello cuando no lo estás leyendo.

La segunda es que, cuando pases del uno al otro, dejes cinco o diez minutos de margen para que tu cerebro pueda cerrar el libro A y pasar al B sin que ambos se mezclen.

Y hasta aquí mi pequeña charla, espero que estos consejos os resulten útiles a la hora de leer este libro en concreto y la poesía en general.

Y hasta aquí el texto. Podéis encontrar más información sobre el libro haciendo click en este enlace.


Comentarios

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