Práctica de escritura (Mostrar)

Como algunos ya sabréis hace poco empecé un curso de narrtiva en el ateneu de Barcelona y como cada semana nos hacen hacer una práctica para clase decidí que los colgaría al lunes siguiente. Este es el primero. Probablemente se vayan volviendo más interesantes con el tiempo, pero por hoy una cara para mostrar un rasgo de un personaje. Espero que aún así lo disfrutéis.

Ejercicio sobre Mostrar

Marc era un ratoncillo humano. Sus manos estaban siempre en movimiento, se rascaba, se revolvía el pelo y los bolígrafos temblaban de miedo al verle entrar en una habitación. Ninguno había conseguido sobrevivir más de dos semanas en sus manos. Los mordía y roía y sólo un milagro había impedido que se tragara la tinta de alguno.
-En fin ¿cómo ha ido el exámen?- le pregunté finalmente
-Mal… normal… no sé- Marc se mordía los puños de su abrigo. -¿A ti?-
-Bueno, al final comeremos perdices o algo-
-Supongo, no sé- encendí un cigarro y le pasé el paquete.  -Yo no…bueno… gracias- cogió otro y estuvimos tranquilamente en silencio durante un par de minutos, apoyados contra un muro de la facultad. Helándonos ligeramente.
-¡Marc!- se oyó una exclamación a mi espalda. Del sobresalto Marc escupió el cigarro y luego se quemó al intentar interceptarlo en el aire. Yo me reí, Marc y la recién llegada no le encontraron el punto.
-¿Se puede saber que haces?- preguntó Julia con rabia en los ojos.
-Yo… no, bueno… Albert…-
-A mí no me metas tío- le interrumpí. Julia ya me miraba con odio.
-¿Qué tal…hmm… todo?- fue cuanto consiguió decir tras pensar un rato.
-Odio que hagas estas cosas- Julia sacó un caramelo de menta de su bolsillo y se lo puso en la mano a Marc, quien se lo metió en la boca y se quedó con el papel en la mano.
-También odias que muerda los lápices- murmuró el chico mirando al suelo a mis pies. Julia rebuscó en su bolso, dio un paso hacia Marc y comenzó a peinarle el flequillo con una tenue sonrisa.
-Y ya que estamos podrías dejar de hacerte remolinos  en el pelo- le reprochó. -No tienes seis años- Julia y él se miraron y quedaron en silencio un instante antes de seguir hablando sin dar ninguno un paso atrás. Aquellos dos se traían un rollo madre-hijo un poco raro. Aunque claro ¿Quién soy yo para criticar la perversión de los demás? Siguieron hablando al tiempo que Marc hacía y deshacía una bola con el papel del caramelo contemplando fijamente el proceso. -Nos vemos luego- se despidió Julia sonriendo. Ambos quedamos en silencio mientras yo terminaba de fumar.

-Yo me la tiraba- rompí el hielo finalmente.
-¡¿Qué coñ…?! ¡¿Tío qué… mierdas te pasa?!- el pobre se sonrojó entero en el acto.
-Sólo digo que si estuviera en tu pellejo…-
-No… lo digas- la bola de papel se convirtió por enésima vez en un envoltorio liso.
-Pero tío…-
-Prefiero dejar las cosas como están- y de vuelta a la forma de bolita.
-¡Venga ya! Un paseo al atardecer, un rollo romanticón, y sexo en la playa deja de ser una bebida- bromeé dándole un codazo de complicidad.
-Déjalo ¿Vale?- viéndolo con los brazos cruzados y la vista clavada en el suelo lo entendí.
-Mira… o te pone y te la tiras o te importa y se lo dices-
-Métete en tu vida un rato ¿Quieres?- Marc se mordió el labio. -Mierda- sentenció finalmente marchándose con un grupo que estaba sentado sobre el césped.
-Alguna vez tendrás que plantarle cara a algo- le grité riéndome.
-¡Olvídame!- aquel chaval conseguía arrancarme siempre una sonrisa.
-Parece que va a llover- dije para mí mirando aquel cielo de finales de enero antes de que la rutina decidiera luchar otro asalto más y devolvernos a todos a su arena.

25/10/2012


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